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miércoles, 30 de marzo de 2011

LA CIUDAD ENTREGADA

Caen los dias como cae la vida en la Ciudad que atrapa el tiempo en colores a traves de la paleta indisoluble de los matices del alma,el tempus fugit se para por unos dias en el almanaque que solo ella maneja,el reloj de arena que lleva albero maestrante,serrin de abacerias con olor a puente pellón y lineros,romero y juncia.
La ciudad nos mata dulcemente en una constante seducción a traves de la celosía impagable del barroco,de la dulzura de aromas desprendidos de naranjos que se tornan olivos en dinteles de la memoria que hinca las rodillas de un sepia adherido a la retina de la niñez;Y nos mata gustandose,
arrinconándonos contra la muerte y haciendo de ella una fiesta,un banquete al que siempre somos invitados,sin protocolos,sin venias,sin papeletas,con el simple hecho de ser virutas de un patíbulo que se extiende sobre la ciudad para clavar en el tanto dolor,tanta pregunta,tanta fe buscada en zancadas que van desde la Plaza donde se entiende y extiende el reguero más grande del pábilo que nunca duerme,que nunca se cansa,que jamás da la espalda,el pábilo que arde porque aqui ,en esta ciudad nada esta consumado y siempre soñamos estar contigo en el paraiso.
Y cuando la ciudad se entrega de esta forma no sabemos donde escondernos,no queremos ,no sabemos,es imposible escapar al veneno de algo que te da la vida,también la muerte,la esperanza,son las pautas más intrinsecas a la ciudad,son sus advocaciones más inherentes,son las credenciales que año a año en el palquillo de nuestra razón y como la primitiva cofradia de los nazarenos de Sevilla entra con una mirada ,un gesto,una complicidad cincelada por los siglos de los siglos,macerada con el néctar imposible que solo da el almibar de los siglos guardados en tramos de ruan que de generación en generación son el relevo de la memoria más indeleble de la ciudad,por eso Sevilla cuando mires en tus altillos más intimos y te pongas tu hábito,el hábito que nos enfunda a nosotros ,entonces andaremos de nuevo la rampa sin saber si venimos o vamos,
si empieza o acaba,ahí solamente ahí ,cuando con el palermo del tiempo,de tu tiempo des tu venia,seremos el cascabel del rabí que baja en lomos de un pollino,ese cascabel que luego sonara a muerte en el escalofrio de una calle que alinea al cuadril naranjos para que la muerte sea mecida por la fragancia que tu destilas,Sevilla,..te entregas y yo me entrego,no tengo más remedio,no sé a donde ir,ni que hacer,me dejas una vez más desnudo ante la muerte más hermosa.DCC